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La expresión de la experiencia en esculturas de papel. La obra de Manuel Arjona Leonardi

Por Blanca María Huerta

Julio 2004

El individualismo imperante en la sociedad de estos tiempos es el contexto frente al cual surge Manuel Arjona Leonardi, escultor venezolano dedicado a una técnica basada en la preparación del papel como pretexto para manifestar en la figura del hombre anciano experiencias de vida.

El artífice desde temprana edad demostró vocación por la pintura cuya temática preferida fue la vejez, sin embargo, en su búsqueda interna no se sintió conforme hasta acercarse a la escultura en el año de 1984, cuando inició sus estudios de medicina en la Universidad de los Andes, Mérida- Venezuela. Entonces consiguió una escuela, pues gracias al estudio morfológico de los seres vivos ocurrió la revelación del cuerpo humano que unido a su técnica autodidacta, lo lleva a ejecutar esculturas de bulto redondo o alto relieve; pero de papel.

En el inicio de su trabajo escultórico el empleo del papel no estuvo sujeto a una selección entre materiales tradicionales, usados para el oficio de la escultura, pues constituyó el único material que estaba a su alcance para realizar las obras.

Manuel Arjona explica que para transformar el papel en esculturas procede a doblarlo mojarlo y encolarlo, construye el esqueleto humano para luego revestirlo con la piel, tomando en cuenta las costuras naturales del material y para obtener pliegues difíciles hace uso de sus herramientas de trabajo que son: pinzas de médico, de odontólogo y bisturí.

Otro recurso técnico lo constituye el color logrado mediante la combinación de la gama de los tonos sepias que, según Arjona, están relacionados estrechamente con el pasado, así por ejemplo: flores y árboles secos, fotografías y cartas antiguas, paginas amarillentas de un libro, pero especialmente la piel y el cabello del hombre que pierden color con el pasar del tiempo.

Se trata de un proceso natural en los seres vivos y en las cosas que Manuel Arjona ha observado e indagado hasta sus últimas consecuencias para expresarlo a través de la representación física del hombre longevo. Por lo tanto, con su propia técnica el artífice consigue proyectar el carácter interno del personaje que se convierte en el leit motiv de su obra artística.

La intención de Manuel Arjona es captar y expresar a través del papel el comportamiento interno del hombre anciano, resaltando las marcas producidas por la emoción y contenidas en el rostro de quienes desde hace bastante tiempo transitan por la vida. Así el tema de su obra se convierte en el carácter y la psicología del personaje.

No es difícil, entonces, mirar al pasado y establecer una analogía con el arte del periodo helenístico (h.323-31 a. C.) cuyos aspectos fundamentales de la filosofía, reflejados en el arte, intentaron demostrar los funcionamientos internos de la psique.

Aristóteles fue uno de los más interesados en explicar la naturaleza y el efecto que producía el arte (Tecné) en el espectador. Y en la Poética (Poiesis) el filosofo explica la función psicológica del teatro para precisar la causa material de la tragedia, es decir, el efecto teatral sobre las emociones (miedo y compasión) también aplicados a las artes. Según el estagirita el rasgo más importante de la tragedia lo constituye la catarsis (Katarsis) o purificación de las pasiones, relacionada ésta con la imitación (mimesis) que a su vez se refiere a la naturaleza del arte y la poesía. La mimesis consiste en la imitación del hombre, pero no solo de su apariencia externa sino también del carácter interno, elemento que forma parte de la esencia natural de cada individuo. En efecto, las grandes obras del arte helenístico presentan personajes con gran tensión emotiva o en ejecuciones de relajamiento, tal como se evidencia en las obras de Manuel Arjona Leonardi que representa al hombre anciano física e interiormente en actitudes típicamente humanas con el propósito de resaltar emociones traducidas en gestos exteriores, logrando así un lenguaje de enseñanza a través del arte que la experiencia por sí sola, según Aristóteles, no puede transferir a los demás.

El mencionado filosofo establece que el poeta debe recurrir a los gestos como elemento fundamental para conmover las pasiones. Por ejemplo, en el arte helenístico la magnitud del sufrimiento se representó en la forma estática de un cuerpo contorsionado por el dolor y la expresión de un rostro que contiene los sentimientos del alma (tal como, el grupo escultórico denominado Laocoonte) produciéndose un equilibrio entre cuerpo y espíritu.

El reconocimiento al pensamiento aristotélico presente en el arte helenístico también se evidencia en las esculturas de Manuel Arjona Leonardi. Pues, la obra emblemática dentro de la temática de la vejez que el artista propone es Mi Cristo, llamada así por su creador, y ésta denota la preocupación del artífice por el estado anímico del individuo reflejado en el gesto del rostro como expresión de los sentimientos humanos. Jesucristo es representado como aquél que asume todo el dolor inherente a la condición del hombre, cuyo rasgo de sufrimiento se acusa en la dignidad de un rostro que expresa la nobleza de su alma y en el envejecimiento físico que lo delata cuando asume su misión redentora, por lo tanto, en Mi Cristo se evidencia la relación entre alma y cuerpo, característica ésta de las esculturas helenísticas.

Es cierto que esa estética, presente en las esculturas de Manuel Arjona, se reflejó por primera vez en arte perteneciente a la época de Alejandro Magno, pero la influencia helenística ha incidido en diferentes estilos y corrientes a lo largo de la Historia del Arte, como es el caso del renacimiento, barroco, clasicismo y realismo, cuando, afectado por las circunstancias históricas de su momento, al artista le importó expresar, sobretodo en la escultura, la experiencia del hombre. Si embargo, esa mirada al pasado además de producir una identificación del artista con el pensamiento filosófico de la antigüedad, también se mostró interesada por el empleo de los elementos formales clásicos. El arte griego del siglo III a. C., no se desprende de la Grecia clásica, pues en él sigue presente el equilibrio entre canon e imitación, surgidos en el segundo cuarto del siglo V a. C., cuando el escultor obtiene el conocimiento pleno de la anatomía humana y llega a la madurez para representarla como un todo ordenado.

Actualmente Arjona Leonardi, como un alumno tardío de los griegos demuestra en sus personajes la pericia, destreza y conocimiento de las habilidades técnicas necesarias para lograr la perfección escultórica, que se capta en el depurado tratamiento del material y en el acabado. Si bien propone la misma estética que fue abordada en otros periodos del arte, la innovación de este artífice consiste en desarrollar su propia técnica basada en la preparación del papel, material no tradicional para la realización de esculturas, con el que Manuel Arjona mantiene vigente el legado artístico dejado por la antigüedad helenística. La expresión de la experiencia puesta al descubierto a través de su técnica es un desafío promisorio para la Historia del Arte.
Valentín Pérez Venzalá (Editor). NIF: 51927088B. Avda. Pablo Neruda, 130 - info[arrobita]minobitia.com - Tél. 620 76 52 60