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Chuck Close: La expresión del proceso

Por José Luis Molina

Septiembre 2002

Si miramos con detenimiento las obras del artista norteamericano Chuck Close nos daremos cuenta de ciertos factores relacionados entre su obra y el cromatismo producido por los sistemas tecnológicos de reproducción visual (fotografía, video, etc...). No obstante esta relación no es ocasional, y se formula a través de una manera de entender los valores formales y plásticos de la obra de arte.

Sus cabezas (Heads), como él prefiere llamarlas, responden a un cambio decisivo en su manera de trabajar que tiene lugar en 1967. En ésta época, abandona su pintura ligada al expresionismo abstracto, herencia de sus años universitarios en Yale donde, junto a sus compañeros idolatraba la pintura de De kooning y Arshile Gorky. Tras una estancia en Europa con una beca fullbrights (1964/1965), comienza a dar clases en la Universidad de Massachussets durante un corto período, hasta que finalmente se instala en New York (1967), donde iniciará su impresionante andadura plástica en el ámbito internacional.

Close replantea el proceso divisionista que artistas como Georges Seurat o Paul Signac dispusieron ante el público a finales del siglo XIX. No obstante, el divisionismo del que hace gala, está bastante alejado de la formula hierática de Seurat. Por su parte, produce una evidente sensación de movilidad. Si fijamos un rato la mirada en un cuadro suyo, acabamos viendo que los puntos coloreados se mueven, cualidad visible también en la imagen digitalizada.

Chuck Close suele hacer frente a sus trabajos dividiéndolos en series. Un mismo personaje (casi siempre amigos íntimos) le sirve para desarrollar una amplísima variedad de tratamientos; acrílico, acuarela, lápices de colores, papeles teñidos, tinta china, tintas serigráficas, aerógrafo.

Las distintas técnicas las emplea siempre de manera mecánica e impersonal. Incluso cuando pinta con la impresión de sus huellas digitales, el procedimiento y el resultado son absolutamente racionales y cuidadosamente elaborados. Resulta paradójico observar como lo más personal e idiosincrásico que un ser humano posee (su huella dactilar), se convierte en herramienta mecánica que evita toda particularidad gestual y expresiva en el resultado formal del lienzo. Se convierte de éste modo en una sorprendente manifestación de esa necesaria convivencia entre razón y emoción que se da en todo arte.

Close dinamiza su producción haciendo uso de numerosas técnicas extra-pictóricas. Utiliza la ampliación de los rostros como si fuera un primer plano cinematográfico o quizá podríamos hablar de la influencia de las enormes vallas publicitarias. Profundiza de tal modo en la objetividad fotográfica que sus cuadros terminan por convertirse en redes informativas, con su particular codificación visual. Muchos pueden ver la adaptación de la imagen electrónica al contexto pictórico manual, y lo cierto es que algo de esto es lo que ocurre en las obras de Close. Sus imágenes calan en el espectador porque utiliza símbolos informativos reconocibles por la mayor parte del público, principalmente de los países desarrollados. No obstante, una vez que el público las ha capturado en su retina pierden pronto su capacidad ilusoria, porque sale a relucir lo artificioso de la obra; pronto aparecen rayas, líneas, pequeñas manchas, que desvirtúan la credibilidad y por tanto hacen reflexionar sobre la naturaleza del hecho en cuestión.

La utilización del método "grid"1, supone un fuerte cambio en el proceso que había mantenido Chuck Close desde que pintara sus obras expresionistas. Dicha mutación proviene en gran medida de la fuerte ola de minimalismo que azotó la metrópolis neoyorquina con la llegada de los racionalistas abstractos. Uno de los artistas que más profundamente marcó en el modo de mirar y entender la obra para Close fue Ad Reinhart. Para éste, la búsqueda de un proceso de negación de la propia identidad como persona, significa un paso más en la continua búsqueda del control absoluto de la obra. El hiperrealismo estadounidense del que Close se sentía distanciado en un primer momento, se apodera de las nuevas creaciones del artista para constituirlo como uno más del grupo.

La actitud que se desprende de todo esto no podía ser otra que un culto acérrimo al medio fotográfico y la especulación que éste último hace del hecho plástico.

En las décadas finales del siglo XX, cuando la fotografía se ha visto en diversas ocasiones igualada al resto de los lenguajes artísticos, han surgido una serie de actitudes creativas que la han tomado como fuente inagotable para el discurso plástico contemporáneo. Tan solo ha sido recientemente suplantada por la imagen digital, que aparece en el panorama artístico como proveedora de nuevos e increíbles sistemas expresivos y conceptuales.

Para entender el proceso en el que se inmiscuyó Chuck Close cuando abandonó su actividad gestual del expresionismo abstracto hay que indagar un poco en el carácter indeciso, como el mismo reconoce, de éste artista. Close, a finales de los 60, siente un cierto hastío por su camino en la pintura. Agotado de la continua lucha con el cuadro opta por autolimitarse aplicando una serie de restricciones conceptuales y técnicas. Para empezar eliminó el color de su paleta, reduciendo las posibilidades cromáticas al máximo (pintura negra sobre lienzo blanco). éste hecho suponía que debía tomar decisiones desde el primer momento, pues no podía repintar encima con otros colores para solapar errores gráficos. Por otra parte a Close le resultaba fundamental tomar decisiones directamente en el contexto, con lo cual se desprendió de la paleta donde mezclaba los colores, pues de ésta forma se obligaba a mezclar el color en el lienzo mediante capas sucesivas. Para paliar su nerviosismo, falta de paciencia y escaso cuidado en la labor opto por imponer una estructura fija que exigiera siempre el mismo tipo de trabajo, es decir, que no necesitase reinventar el cuadro a cada paso. El resultado fue una retícula ortogonal de pequeñas celdas idénticas, en las que el color y el tono adquieren características idénticas en toda la red, la trama se dispone del mismo modo, ningún punto es más significativo, materialmente hablando, que otro. Todos tienden a recibir la misma atención e idéntico tratamiento (peculiaridad reconocible en la imagen televisiva).

La determinación paradójica del artista, de tomar el control absoluto de su obra para así renunciar a sus propios impulsos estéticos y plásticos, le condujo a una realización lenta y progresiva de sus cuadros, que eran regidos por una disciplina inhumana. El tiempo que determinaban las nuevas normas eran de 4 a 7 meses para pinturas en blanco y negro y de 12 a 14 para obras a color. éste hecho reducía el rendimiento del artista y atrasaba su satisfacción, lo que ocasionó que llegara a repintar una imagen hasta tres veces.

Chuck Close se imponía cada vez más restricciones, hasta tal punto que negaba a sí mismo todo gesto expresivo en la pintura. Su trabajo se reducía a la aplicación de pintura sobre un cuadrado delimitado geométricamente, aplicando sobre él pintura a pistola de manera homogénea y revisando una y otra vez el área para aplicar la misma cantidad de pigmento diluido en cada pasada. La red de cuadrados que disponía en el lienzo organizaban su campo de actuación; en sus palabras: Quería crear piezas en las que cada cuadrado fuera física y exactamente el mismo...Quería una marca estúpida, inarticulada, carente de interés, que ella misma no pudiese ser más sugerente que la última, o más hermosa que la siguiente2.

Close se reinventó a sí mismo. Llevado por una filosofía que a veces roza el masoquismo, negó sus cualidades manuales de pintor hábil para comprometerse en la búsqueda de problemas y dificultades externas. Para ello limitó su paleta a los tres colores primarios (cian, magenta y amarillo) para crear, mediante la superposición de capas, la mezcla óptica de todos los colores del espectro visible.

NOTAS

1. Del inglés red, rejilla, tramado, cuadrícula. Volver

2. I wanted to make pieces in which each square inch was physically exactly the same…I wanted a stupid, inarticulate, uninteresting mark, that in and of itself could not be more interesting than the last mark or more beautiful than the next. Ibid, Diamonstein, Barbaralee.Volver

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Valentín Pérez Venzalá (Editor). NIF: 51927088B. Avda. Pablo Neruda, 130 - info[arrobita]minobitia.com - Tél. 620 76 52 60