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Letras bajo sospecha
Noviembre 2007
Título: Letras bajo sospecha
Autor: Antonio Castillo Gómez y Vérónica Sierra Blas(Eds.).
Edita: Trea
Páginas: 447
Precio: 33 €
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Históricamente la escritura ha estado ligada al poder, y en sus orígenes estaba reservada a una casta determinada, a una élite única capaz de desentrañar y reproducir esos signos. Sin embargo con el tiempo cuando la escritura y la lectura se generalizó eso no significó que todos tuvieran voz (letra) si no que la escritura ha seguido siendo reservada a poderosos y vencedores como vehículo de transmisión del poder. Pero hace tiempo que en diferentes disciplinas ha venido cobrando valor la importancia del mundo de la marginalidad, y este volúmen se enlaza en cierta medida en esa tendencia y nos ofrece un paseo a través de diversos estudios de diferentes autores por la escritura marginal, la realizada por aquellos que son marginados de una u otra forma de la sociedad, bien por ser considerados peligrosos, o por ser considerados discapacitados o menores de edad para poder participar en la sociedad: presos, locos, niños, esclavos.
Hoy que la escritura electrónica es un paso más en la posibilidad de dar voz a todos y sobre todo con una capacidad de difusión infinita, estos estudios nos traen la voz de quienes normalmente han sido ignorados en su escritura, precisamente porque como indica el título de este volúmen, son "letras bajo sospecha".
El editor nos indica en la cubierta del libro que "asomarse a las oscuras ventanas del alma y de la vida a través del vestigio de la escritura dejado en los folios de una carta o de un cuaderno, grabado encima de la propia piel o sobre los muros de cualquier centro de reclusión para recuperar la voz de los denominados como excluidos de la historia, es decir, de todas aquellas personas anónimas que por los más diversos motivos formaron parte de los márgenes de la sociedad en la que vivieron y que por ello fueron olvidados u ocultados, es el objetivo que pretende este libro. Esclavos, presos, criminales, «locos», huérfanos y adolescentes problemáticos estigmatizados por la naturaleza del delito cometido, cuando lo había; condenados por regímenes tiránicos recelosos de toda disidencia; o silenciados por la «anormalidad» de sus conductas, forman parte de un colectivo que ha sido castigado con la más absoluta indiferencia por la historiografía. Es por ello que, desde las múltiples perspectivas de análisis que ofrecen las escrituras personales y cotidianas (libres o inducidas) y las diferentes prácticas de lectura desarrolladas en los centros de internamiento -desde las haciendas de esclavos, pasando por las cárceles, los reformatorios y hospicios o los campos de concentración, hasta los manicomios-, estas páginas quieren ofrecer al lector la posibilidad de ponerse en contacto con vidas apasionantes, desconocidas y casi siempre fronterizas a partir de la relación que dichas personas mantuvieron con la escritura y los usos que hicieron de la misma en función de sus necesidades, así como incidir en la importancia del carácter testimonial que guardan algunas de estas escrituras,
después de todo, páginas imprescindibles para construir una historia común"